El código se sitúa como el lenguaje diferencial para mejorar las competencias de los más pequeños
Esther Elías, de 32 años, es psicóloga y durante su licenciatura en la Universidad Complutense de Madrid no tecleó ni una sola línea de código. Sin embargo, cuando empezó a trabajar en la consultora de recursos humanos donde arrancó su carrera profesional, descubrió que las convocatorias de empleo para roles ajenos a la informática tenían un filtro cada vez más común: saber programar. “Hace 10 años era poco habitual, pero desde hace cuatro o cinco, para puestos de trabajo tan aparentemente ajenos a la informática como el marketing, las finanzas y hasta los roles jurídicos, las empresas exigían cierto nivel de conocimiento en programación”…