Hacer malabares podría ser una buena definición de “conciliación” para Victoria Fortuño. “Mis hijos son mellizos (no, nunca me aburro), tienen cinco años, y desde entonces mi vida laboral cambió por completo”, manifiesta esta madre, periodista, y que lleva los últimos meses levantándose a las tres y cuarto de la madrugada para volver a casa algunos días a las dos de la tarde, otros a las tres y media… “Invertir doce horas del día al trabajo y sus desplazamientos ha sido agotador. Sin embargo, acepté porque me dejaba la tarde libre (aunque cansada) para estar con ellos”…